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La nueva serie de netflix

La nueva serie de netflix

Acabo de ver la nueva serie de netflix, un interesante thriller político americano.

Cuenta la historia de Alex Parson, un veterano político de minoría racial, que ocupando un importante y cómodo cargo internacional es llamado para convertirse en la única esperanza de los demócratas para ocupar la casa blanca y evitar un nuevo gobierno republicano, para aceptar pone como condición el reunir un gabinete joven y llevar a cabo las enmiendas federales necesarias para mejorar la calidad de vida del pueblo americano que cada vez está más lejano de los estándares de países desarrollados y de buen vivir como los europeos, el partido demócrata a pesar de las diferencia internas, por supuesto se alinea detrás de él con tal de ganar, prometiendo apoyar las medidas necesarias, Parson es un hombre de gran carisma y confiabilidad por lo que logra la presidencia con una excelente votación y mayoría en el congreso, pero a poco andar el ala conservadora del partido y los poderes facticos comienzan a asustarse ante lo que consideran un ataque al status quo.

A lo largo de la serie, los republicanos atacan a Parson reiteradas veces en formas bastante patéticas, pero el viejo político tiene la confianza de la gente y logra sacar adelante algunas de sus reformas aun aquellas impopulares pero necesarias.

Entonces los poderes económicos y los conservadores demócratas se alían para amarrar a Parson, aprovechan un escándalo de una de las hijas de Parson para desacreditarlo y logran destruir mediáticamente a los jóvenes políticos detrás de él, reinstaurando a las figuras conservadoras para lograr “controlar” a Parson.

Aunque todo es un circo mediático bastante patético, la gente cae, la desconfianza aumenta, el propio pueblo sin darse cuenta comienza a resentir las propias reformas que le favorecen y el caos es manejado para mantener las cosas estancadas y que los verdaderos poderes facticos, económicos y la elite política, siga manteniendo sus privilegios.

Lo tremendo es que uno se da cuenta que Parson está metido en una situación que no tiene salida, y no hay nadie que pueda intentar lo que el intentó, si el cae, los anhelos de la gran mayoría de americanos no se harán realidad, nadie volverá a tener la credibilidad y poder político para poder intentar esos cambios, la elite va logrando chutear la pelota hasta poder acabar con la posibilidad y volver a diluir el poder entre varios grupos y figuras manejables, manteniendo así las cosas tal como son.

Aunque el guion es a veces algo inocente, se puede dimensionar como los esfuerzos, aunque inconexos y a veces patéticos, de los enemigos de Parson van logrando convencer a la opinión publica de que no hay salida, de que todo es corrupto y es mejor contentarse con los mendrugos de la elite, que luchar por el verdadero desarrollo.

¿Interesante no?

Pues la serie no existe, de existir cualquier espectador podría ver el panorama completo y descubrir fácilmente como la suma de maquiavélicos planes, la mayoría de las veces ridículos, de los poderes facticos y políticos parásitos, así como el obvio apoyo mediático, van minando la única esperanza del pueblo de conseguir las reformas que necesita. Todo es un show mal orquestado que busca simplemente reinstaurar la noción de que las cosas son así y punto. Es un espectáculo de zancadillas de todos los sectores.

Las mentiras, como que el bienestar se logra solo por el desarrollo económico, que el desarrollo se logra por el libre mercado desregulado, que los empresarios crean empleos, que todos los políticos son corruptos así que hay que votar por el menos malo, o votar por cualquier patán que prometa cosas ridículas sin un peso detrás, son solo frases marketineras que se usan para mantener el status quo y no desarrollar un país, sino solo mantener los privilegios de los que viven bien usando al resto.

Todas esas cosas son fáciles de descubrir en un argumento ficticio, es fácil empatizar con el protagonista, de aborrecer a los enemigos despiadados que buscan su propio beneficio sin tener interés real en los demás.

Sin embargo en la realidad al parecer eso es muy difícil, somos incapaces de ver el panorama completo más allá de nuestra propia situación actual, porque lo que cuento como argumento de una serie es nuestra realidad en Chile.

Más allá si se es o no del lado político de Bachelet no hemos entendido como país la oportunidad que brindaba su mandato, una nación astuta hubiera aprovechado el momento, dirigentes sociales y políticos responsables e inteligentes hubieran llegado a acuerdos para impulsar reformas que dejaran contenta a la mayoría sin arriesgar los fundamentos generales de la nación, empresarios esforzados y honestos hubieran visto la oportunidad de mejorar las condiciones de los consumidores y así aumentar el consumo general y el crecimiento.

Incluso delincuentes de cuello y corbata astutos hubieran sabido que la fiesta se terminó, pero podían llevarse algo de copete para la casa si hubieran jugado bien sus cartas.

Básicamente hubiéramos hecho lo que debía hacerse y así seguir avanzando.

En cambio hicimos justamente lo peor, caímos en una vorágine de destruir las instituciones, culparse unos a otros y tratar de seguir sacando la mejor tajada para cada uno antes de hundirse. De hecho hemos sido tan imbéciles como para usar el propio mal momento económico internacional para nuestros propios intereses personales sin darnos cuenta que la única opción viable era una unión para salir adelante.

Bachelet no ha hecho un buen gobierno, más que nada por acción de su propia coalición (especialmente quienes se asustaron de perder sus ingresos de los empresarios), ante la situación debería haber tenido una posición más firme, pero el caso caval (o show caval porque como caso es bastante light) pegó demasiado fuerte (tarde entenderán figuras de uno y otro lado que inflar caval fue lo peor que pudieran haber hecho), todo lo que nos ha pasado en los últimos años no es más que la suma de la idiotez de la clase política y empresarial, no sé si puedo culparla a ella exclusivamente, yo en su caso habría mandado al país a la cresta hace rato.

En buen chileno: “te guste o no la vieja, ella era la oportunidad para salir de esta cagada”.

El tema es que objetivamente olvidamos que el bienestar de un gobierno es el bienestar de Chile, lo queramos o no, si un gobierno cae, al nivel que ha caído este (y el de Piñera también de paso), solo puede traer daño para todos, hay momentos en que ni la búsqueda de redituos políticos es conveniente si con ello nos torpedeamos todos.

Es cosa de ver la situación actual de los partidos políticos y la clase política en general, objetivamente todos han salido heridos de todo esto y están literalmente por el suelo, a un nivel que no sabemos cuál será el comportamiento de un electorado que más encima ahora vota en forma muy diferente de hace unos años.

Y entendamos que no hay opciones, la derecha no entiende que se debe al poder del electorado, la elite de izquierda también lo olvidó, el resto son solo peces pequeños que no lograran nada.

La situación en chile no es demasiado compleja como guion, se puede disgregar en líneas argumentales relativamente simples:

-Hay una elite empresarial /política, que controla la gran mayoría del capital y poder, y busca mantener esos privilegios a como dé lugar.

-hay una mayoría de gente que no tiene injerencia en el poder y es más bien un espectador, que sufre justamente para poder mantener los privilegios de esa elite.

-sufrimos 17 años de una dictadura bestial donde se usó ese poder absoluto para cambiar las cosas de forma de asegurar privilegios para quienes se apropiaron de la mayor tajada de la torta.

-desde entonces hemos estado amarrados por las leyes y por la existencia de esa misma elite política preocupada de mantener esos privilegios.

- la elección de Bachelet ha sido la única vez que en realidad se contó con la oportunidad de poder cambiar las cosas, al ser una elección motivada por el descontento social, que contó con mayoría en el congreso y podría haber contado con un impulso popular para las reformas.

- ese escenario no volverá a darse, la desaparición del binominal, la disgregación de partidos políticos, el clima de desconfianza y la doctrina del shock mediático harán que en el futuro el poder sea diluido de tal forma que no volverá a haber un poder suficiente para impulsar reformas sin acuerdos que las disminuyan sistemáticamente a su mínima expresión (en términos simples será mucho más fácil pagarle a un par de políticos para lograr lo mismo que antes implicaba pagar a toda una coalición).

Todo este escenario nacional es obvio, es cosa de sentarse a pensar un poco para descubrirlo más allá de los shows de escándalos y recriminaciones.

Era cosa de leer el guion de la película completa, no solo la línea de dialogo que nos correspondía.

El resultado:

Demandas sociales que no llegaran a ningún lado, una vez que las fuerzas políticas vuelvan a diluirse nadie tendrá el poder para hacer nada, los descontentos volverán a quedarse sin pan ni pedazo.

Ese 1% de elite seguirá disfrutando de privilegios, pero a costa de un riesgo mucho mayor, la aparición de chivos expiatorios y sacrificios al populus se volverá común, y se morderán entre ellos mismos.

Básicamente nadie comerá ni dejara comer.

El problema es que esto llevara definitivamente a más problemas, para todos, incluso la elite.

Los privilegios de la elite son contraproducentes, porque la elite no entiende que depende del clima político y que este no puede ser mantenido artificialmente sin un poder despótico detrás.

Las ventajas que pudimos haber tenido como país para salir de la pobreza no sirven cuando se trata de impulsarnos al desarrollo, el mero crecimiento económico basado en materias primas no basta para lograr el desarrollo, de hecho de 100 países que durante el siglo 20 lograron salir de la pobreza mayoritaria, solo 3 se convirtieron en desarrollados, ninguno de esos solo por el crecimiento económico vendiendo comodities, el crecimiento fue un efecto del desarrollo, la causa fueron políticas publicas fuertes de un estado fuerte y la mejor distribución de la riqueza impulsando una industrialización nacional.

El descontento social solo puede ir in crecendo, la historia nos muestra que a menos que tengamos un evento traumático (guerra, golpe, etc), si las demandas no son satisfechas y bajo la figura correcta, el descontento social escala hasta desestabilizar al país.

Chile está perdiendo la posibilidad de poder estabilizar las cosas, el pueblo pierde la oportunidad de lograr los avances que mejorarían la calidad de vida, lo que a su vez mejoraría el consumo y las condiciones de educación, que a su vez mantendrían el crecimiento.

La elite pierde la oportunidad de lograr un nuevo piso de estabilidad que mantenga las cosas funcionando y le asegure al menos algunos privilegios futuros, de hecho arriesga su posible futuro por tratar de mantener artificialmente un status quo insostenible.

¿Qué pasará?

Las demandas sociales irán aumentando, se ha instaurado la noción de que “el que no llora no mama”, por lo que el desorden será cada vez mayor, las demandas serán más radicales y por lo tanto incumplibles, lo que ira empeorando todo.

El mismo clima de desconfianza mantendrá y aumentará una lucha de clases que eventualmente llegue a un enfrentamiento radical, quizás parte de la elite recién se dé cuenta cuando sean atacados directamente.

Esas mismas condiciones seguirán medrando la economía, la reformas cambian reglas del juego (más que nada para los grandes grupos económicos, no así para las pymes), pero el verdadero empresario se adapta y aprende a sacar provecho de esas nuevas reglas, es pasajero, la desconfianza y el desorden no, se necesita un clima para el consumo y la producción, si este esta enrarizado, la economía sufre mucho más y por más tiempo.

No hay las opciones del pasado, pensar que las FFAA se levantaran es una idiotez, menos que una amenaza externa sirva para reencausar la psiquis nacional, el mundo de hoy no da esas opciones sin riesgo de convertirnos en una república bananera.

Probablemente todo esto sea paulatino, seguiremos cayendo en el mismo estancamiento de siempre, pero tarde o temprano nos despertaremos con algún hecho especialmente complejo, pero será tarde, el momento para un Gandhi habrá pasado.

Imaginemos la próxima elección:

Piñera será sin duda el candidato de la derecha, enfrentando una campaña donde se le enrostrará el que la mitad de su ex gobierno este procesado por corrupción, sus posibilidades dependerán netamente de que la izquierda presente un candidato peor que él.

Ni allamand ni espina tienen posibilidades, simplemente son demasiado odiados en su propio sector, ni hablar de afuera. Ossandon podría dar la pelea, pero solo si aprende a rodearse de la clase de asesores que en su sector nunca han aprendido a formar, y crear una mística especial, cultural y muy de centro.

Si Piñera gana hará un gobierno mediocre de nuevo, pero con el problema del menor crecimiento y con una ciudadanía que no le perdonará ni una, si se empeña en deshacer reformas creara el caos, un desastre.

La derecha se ha concentrado tanto en enlodar al adversario que no ha reparado en que están en estado vegetal, incluso peor que el gobierno, no tienen figuras masivas, ni siquiera líderes que unifiquen a su vereda política, y menos recambio generacional real, para la ciudadanía son un mal chiste, se pueden encontrar siendo desplazados por corrientes muy diferentes y sin el apoyo económico (Piñera traicionó a muchos empresarios en su mandato y los más cercanos están procesados), para que decir el frente cultural que tiene un peso que nunca han podido entender y nunca han podido desarrollar.

La izquierda seguramente presentará a Ricardo Lagos, Lagos es mejor carta que Piñera entre el empresariado y aglomera a la vieja política, mas allá de algunas voces disidentes, la mayoría madura votará por él ante la poca opción.

Sino la izquierda deberá decantarse por un candidato joven y “limpio” (una goic, una toha, etc), apuesta arriesgada ya que los mejores referentes serian féminas (lo que será complejo frente al electorado femenino especialmente crítico de Bachelet).

Si gana Lagos deberá enfrentar un medio hostil, si logra ser un gran estadista (es lo más cercano que tenemos en cualquier sector político) y el resto de la elite aprende que debe renunciar a algo si quiere sobrevivir, podrá pasar a la historia, sino será un desastre.

La izquierda es una bolsa de gatos, también están en una mala posición y los viejos estandartes se niegan a darse cuenta que solo en el recambio tienen la posibilidad de sobrevivir, la gente desconfía de ellos también y les pasaran la cuenta.

Opciones ajenas no existen, Meo ya se ha descubierto que era un títere de Novoa y los muchachos de sqm y penta, siempre fue un cura de catapilco. Jackson, Boric o cualquiera de la hornada de ex dirigentes estudiantil no dan nada de seguridad al grueso del electorado de edad mayor, los candidatos de los partidos pequeños descolgados de las grandes coaliciones no son ni un saludo a la bandera.

Todos los grupos sociales, con inocentes buenas intenciones y mucho de retórica irreal verán como sus expectativas se van truncando cada vez más.

Veremos posiblemente una atomización del poder político, con muchas corrientes representadas en el parlamento, pero sin poder real (lo que en términos prácticos es inutilidad), nos llenaremos de partidos y representantes regionales que no harán más que cobrar su sueldo, pero que no tendrán capacidad política para responder a sus electorados.

El próximo periodo sin duda será extremadamente complejo y frustrante, donde básicamente todos perderán de una u otra forma.

Si el próximo gobierno no resuelve las cosas y logramos salvar un proceso de reformas (la nueva constitución será probablemente la última oportunidad), logrando cierto equilibrio, el siguiente será sin duda la opción para el populismo y con ello el proceso de desarrollo de chile estará oficialmente muerto.

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